> Por Rainer Maria Rilke.
Con frecuencia me pregunto si esos días en que nos vemos obligados a permanecer ociosos no son, justamente, los días en los que nos involucramos en la actividad más profunda; si nuestras acciones, aún a pesar de suceder en algún momento posterior, no son sino las últimas reverberaciones de un vasto movimiento que se produce en nuestro interior en los días de ocio. Como sea, es fundamental entregarse al ocio con confianza, con devoción, incluso, tal vez, con alegría. Los días en que ni siquiera nuestras manos se mueven son tan increíblemente silenciosos que apenas es posible levantarlas sin que oigamos un ruido atronador.
1 comentario:
Mucha inspración hoy, será por el feriado? no se...me encata, segui por favor, abrazo
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