The Cook, The Thief, His Wife & Her Lover [1989]

Por su formación académica (estudió arte y pintura en el Walthamstow College of Art), el cine del director británico Peter Greenaway posee una visión vanguardista, que busca ser innovadora y alejarse de las formas narrativas tradicionales. Esto le ha acarreado tanto simpatías como aversiones. Y su obra, sobretodo la que ha realizado en años recientes, no es fácil de acceder (o de comprender a cabalidad) por su elevado contenido y referentes intelectuales, por lo que de alguna forma, el suyo es un cine para públicos restringidos, muy particulares. Ello le ha costado que sus películas hayan sido calificadas como "elitistas", "pretenciosas", "snobs", entre otros. Sin embargo, durante la década de los ochenta, el cine de Greenaway gozó de una gran proyección y éxito a nivel mundial. Quizá fuera por lo (en ese entonces) novedoso de su propuesta o quizá influyeran otros factores, lo cierto es que de ese período datan las cintas más recordadas del realizador: "The Draughtsman's Contract" (1982), "A Zed & Two Noughts" (1985), "The Belly of an Architect" (1987) y el film con el que cerró la década: "The Cook, The Thief, His Wife & Her Lover" (1989). Sobre una anécdota en apariencia sencilla (los amoríos secretos entre la esposa de un criminal y un caballero culto, solapados por el cocinero que es a la vez empleado del mafioso) se construye un relato de alcances cuasi-operísticos y que es a la vez un ejercicio de barroquismo e impresionante despliegue formal. La riqueza plástica de "The Cook, The Thief, His Wife & Her Lover" es simplemente exuberante. El realizador (haciendo equipo con su colaborador de muchos años, el ya fallecido fotógrafo francés Sacha Vierny, y con el enfant terrible de la moda Jean-Paul Gaultier) arma paletas en colores cromáticos, de forma que en cada elemento del escenario predomina un solo color: azul para la entrada del restaurante, rojo para el interior del mismo, verde para la cocina y blanco para los sanitarios. Cada escenario es presentado por medio de espectaculares travellings laterales, situados desde el punto de vista del espectador, y cuyo suave movimiento da la sensación de estar viendo un enorme fresco colgado en una pared, y recorrerlo como si se caminara a lo largo de él. El concepto de orden también es visible en sus personajes de forma cardinal, dan sentido al film representando diferentes aspectos de la naturaleza humana: la creatividad y sensibilidad artística (el cocinero), la brutalidad y la maldad (el ladrón), el deseo y la sexualidad (su esposa) y la bondad y el amor (el amante). Personajes (y conceptos) que se oponen, se confrontan y se aniquilan mutuamente, pero que también se complementan, se buscan, se aman y coexisten entre sí: la brutalidad junto a la creatividad, lo vulgar junto a lo refinado, el sexo junto a la muerte, y lo excelso junto a lo grosero. Todo combinado en un impresionante lienzo que avanza a través de suculentos banquetes, brutalidades y vulgaridades varias, momentos escatológicos, alardes de poder, amor y sexo desbordado, y violencia y crueldad sin freno, acompañados por las impecables composiciones musicales de Michael Nyman. Al final, todo confluye en una climática venganza, sublime y bella pero a la vez grotesca y estremecedora, en uno de los finales más recordados en la historia de la cinematografía mundial.

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The Cook, The Thief, His Wife & Her Lover [1989]

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