> Por Valentine de Saint-Point.
Es preciso ser conscientes ante la lujuria. Es preciso hacer de la lujuria lo que un ser inteligente y refinado hace de sí mismo y de su propia vida. Es preciso hacer de la lujuria una obra de arte. Fingir inconsciencia o desfallecimiento para explicar un gesto de amor es hipocresía, debilidad o estupidez. Es preciso desear conscientemente una carne, como se desea cualquier otra cosa. En lugar de darse y tomarse (por flechazo, delirio o inconsciencia) como seres multiplicados por las inevitables desilusiones del imprevisible mañana, es necesario escoger sobriamente. Es necesario, guiados por la intuición y la voluntad, valorar las sensibilidades y las sensualidades, emparejando y culminando sólo aquellas que pueden completarse y exaltarse. Con la misma consciencia y la misma voluntad directora, es necesario llevar el gozo de este emparejamiento a su paroxismo, desarrollar todas sus posibilidades y hacer florecer plenamente el germen de las carnes unidas. Es necesario transformar la lujuria en una obra de arte, hecha, como toda obra de arte, de instinto y de consciencia. La lujuria es para el cuerpo lo que el ideal es para el espíritu: la magnífica quimera, eternamente abrazada y nunca capturada, la que los seres jóvenes y ávidos, de ella embriagados, persiguen sin tregua. La lujuria es una fuerza.
1 comentario:
eres un poeta hermano...
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