> Por Biciman.©
No empezamos de cero. Empezamos de uno. Uno soy yo. Estoy entero. No tengo ni un primo. Ni un anterior. Soy singular y finito. Pero cero diviendo a uno es nada. Necesito otro uno. Pero si suma o resta ya no soy uno. Y si divide o multiplica tengo otros unos. Parecidos a uno. Y entonces soy otro uno o un distorsivo o un no soy uno. ¿Cómo le hago tablas a otro uno? Siendo dos unos, en el tablero mayor de unos, hay mucho de uno por todos lados. Y me tengo que prorratear para ser proporcional y resolver el problema de uno, antes de empezar de cero de nuevo. O de uno. Pero después de la cuenta, uno ya no es igual a uno. Es un binario. Lleno de unos y nadas. Hay quienes dicen que uno se adapta a los cambios. Que es mejor replicar para no quedarse en uno. A los duplicantes yo les resto este planteo: si me divido por cero soy nada, si me divido por otro soy otro uno, pero si me divido por uno mismo soy el mismo uno más todos los ceros. Y en algunas ecuaciones, es más rentable multiplicar la nada que deducirse uno entero.
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