jueves, 31 de marzo de 2011

Soliloquio del solterón

> Por Roberto Arlt. [Extracto]
Me miro el dedo gordo del pie, y gozo. Gozo porque nadie me molesta. Igual que una tortuga, a la mañana, saco la cabeza debajo la caparazón de mis colchas y me digo, sabrosamente, moviendo el dedo gordo del pie: "Nadie me molesta". Vivo solo, tranquilo y gordo como un archipreste glotón. Trabajo lo indispensable para vivir, sin tener que gorrear a nadie, y soy pacífico, tímido y solitario. Hay días que me despierto con un sentimiento de dulzura floreciendo en mi corazón. Entonces me hago escrupulosamente el nudo de la corbata y salgo a la calle, y miro amorosamente las curvas de las mujeres. Y doy las gracias a Dios por haber fabricado un bicho tan lindo, que con su sola presencia nos enternece los sentidos y nos hace olvidar todo lo que hemos aprendido a costa del dolor.
No tengo parientes, y como respeto la belleza y detesto la descomposición, me he inscripto en la sociedad de cremaciones para que el día que yo muera el fuego me consuma y quede de mí, como único rastro de mi limpio paso sobre la tierra, unas puras cenizas.

6 comentarios:

Unknown dijo...

Genial !!!

Sirviente Invisible dijo...

bicis poetry,dumping up the tired days...on the corner of your bike way a strange eaters i gonna say

Pere dijo...

Me ha encantado esta declaración maravillosamente escrita.
Felicidades.

Mi musa insolente dijo...

De dónde es el fragmento??

laVulpe dijo...

huesmeo siempre desde mi kucha montevideana y guardo silencio. no puedo hacerlo al encontrar al maestro. y ke los eunucos bufen.agur!

Mariel Desales dijo...

La soledad es de lo más disfrutable. Me gusta navegar en este blog, siempre sóla, en paz.