domingo, 30 de noviembre de 2008
La mala nueva
> Por Biciman.©
Hay viene la mala nueva Doña Cándida Depresión,
patitas cortas, tristeza larga y un enorme lunar en el c♥razón.
Va cantando una lágrima y llorando una canción.
Se tiñe la esperanza de negro y el negro le da la razón.
Para qué seguir siguiendote si al final sigo sin conseguir nada.
Para qué calentarme por tus ◙jos rojos si tu mirada está helada.
Quien quiere besar a esta vieja quiere besar una herida.
Y quien besa esta herida se gana una vieja vendada.
Hay viene la mala nueva Doña Cándida ▼Depresión▼.
Con los hombros hundidos de tanto sostener el ↓bajón.
Con la pena al frente, con la frente que apenas se ve.
Ella lleva la noche en los ojos y un eclipse de luna en el corazón.
Mirá cómo el suelo se va abri↔ endo y va evitando sus pisadas.
Mirá cómo sus pies se vuelven contra sus pies y sus manos terminan embarradas.
No existe arena que no se haga mar,
no hay fruta seca que no se moje en su pasar.
Llora la vida, llora la muerte y llora mi llanto que no es llanto barato.
Llora mi pena, la de → adentro y la de afuera.→
Llora el viento que ahora es una tormenta de desazón.
Se hace negra la naranja y transparente la pera.
Se hace pis la tortuga, se inunda caparazón.
Justo banana no
> Por Biciman.©
Justo banana no.
Manzana tricolor,
naranjas bien naranjas,
peras cocidas al s☼l
o fresas arrancadas de tu corazón.
Algodón seco sobre tus ojos
y dos labios blandos
y húmedos sobre tu boca.
Medio melón escrito
en cada una de tus mejillas
y jugo de ciruela jugosa jugando sobre tu pelo,
enrojeciendo tus sienes, salpicando tus senos,
creando chispas mojadas encendidas por el sol.
O un durazno vacío, sin carozo y sin dolor.
O cualquier cosa dulce. O tu piel.
Pero banana no, justo banana no.
Pasó tan cerca tu amor, que podría haber sido mio.
Pero lo vi, lo olí y casi lo tomé. Pero se fue.
Salió sin llegar a entrar porque nunca lo invité a pasar.
Hoy helado de banana no, hoy tomo vino.
Indigestión!
> Por Biciman.©
Estalla mi cena en lo más bajo,
el intestino acordonado ahora se estira a destajo,
el hígado impone y el colon dispone y a mi se me pone
que hoy tendré un sueño ligero
por la lenta digestión de una vida sin peros,
me trago las dudas que se vuelven duras
cuando ya ni las ansias me duran,
se abre y se cierra un esfínter loco que no diferencia
la saliva de un beso de amor del humo de un cigarrillo opresor.
Estalla mi corazón en lo más bajo,
porque late dentro de mi estómago que se desangra hacia adentro
y oprime mi pecho que ahora es el techo de mi lecho donde cae el más fino ardor.
Esta es la gesta de mi indigestión,
por ser demasiado glotón por querer comerme la vida
sin masticarla y de un solo mordiscón.
Ruge mi vientre y el ruido del tiempo en mi cuerpo
se hace dolor.
que hoy tendré un sueño ligero
por la lenta digestión de una vida sin peros,
me trago las dudas que se vuelven duras
cuando ya ni las ansias me duran,
se abre y se cierra un esfínter loco que no diferencia
la saliva de un beso de amor del humo de un cigarrillo opresor.
Estalla mi corazón en lo más bajo,
porque late dentro de mi estómago que se desangra hacia adentro
y oprime mi pecho que ahora es el techo de mi lecho donde cae el más fino ardor.
Esta es la gesta de mi indigestión,
por ser demasiado glotón por querer comerme la vida
sin masticarla y de un solo mordiscón.
Ruge mi vientre y el ruido del tiempo en mi cuerpo
se hace dolor.
Prólogo
> Por Biciman.©
Paco sabe. Paco sale. "Paco, sale esa carne que hoy viene a comer el Rey". Paco sala. Paco en la sala: "Venga Teresa, venga esa sal gruesa que salen ya los comensales viajando por la meseta espesa hacia esta mesa". "Ahi viene el Rey!", gritó el peón como un gallo y se crisparon las crestas de los pavos, y el tibio descanso del campo se tomó un descanso. Aquí llega el Rey arriero, el ídolo pagano de los braseros, el que imprime un resplandor en el oscuro rojo resero. El Rey que apalabra tus palabras, el Rey que fracciona tus enteros. Y Paco sabe. Sabe que el cielo pierde su color cuando llueve, que después del ocho viene el nueve, y que si la carne de todos esos novillos no sirve ni para chorizo de galpón, bien sabe Paco que entonces Rey mata peón... Pasen y vean. Y lean. Y sientan. Y devuelvan la mirada.
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