miércoles, 31 de octubre de 2012

Levitados

 > Por Biciman.©




Buscar el momento adecuado, decir las palabras justas. Decir: "hoy es un buen día para sonreírnos un rato". Y esperar la inminente curva de la risa, y la ligera violencia huidiza de unos párpados que entierran la mirada en cualquier lado. Deslizarse rotundo por los equis grados de separación de cualquier distancia hasta llegar a la primera comisura, mojar apenas la mejilla encendida y sentir la fritura del amor que llega, la revolución de las huellas dactilares que reafirman con premura la posesión actual de la dermis concedida. Y quejarse con soltura, gimotear las narices para calar profundo el derrame de los cuerpos liquidados, y chamuscar las naves habituadas, reunirse en la anarquía del empalme de las tripas, y enmugrecer los egos, hasta convertirse en un gran lamparón celuloso palpitante y perecedero, que flota a equis grados de separación de cualquier piso, y a sólo un par de gemidos de ser enterrado en cualquier cielo. 

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