sábado, 18 de octubre de 2014

La Erótica

> Por Leopoldo Marechal.

Tuve un segundo encuentro en el Tuyú
junto al mar que bramaba como un toro
y en cierto mediodía de salitre.
Acostado en las algas vi al Amor
doble y uno en su forma de andrógino admirable:
la parte del Varón (crines y bronces)
y la de la Mujer (plumas y rosas)
buscaban la unidad en un abrazo
de dos metales puestos en crisol.
Y digo que, a mi vista, la región de la hembra
se iba trocando en la región del macho
y la del macho en la de la mujer,
las crines y las plumas en fusión,
los bronces y las rosas confundidos,
hasta no ser ni el macho ni la hembra,
sino los dos en uno y en ninguno.
Con el primer encuentro se puede hablar de Amor:
con el segundo nace la Erótica Infinita.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Maravillosos tanto el poema como la imagen.
Gracias

deivid